Por Cristian Carbone // @shinobinews
The Toy Dolls es un trío explosivo y mega divertido de lo que se puede denominar Punk Rock u Oi! -pero al que se le suman condimentos circenses, teatrales, Surf, algo de música clásica, Pop, toneladas de carisma, mucho humor y también un poco de metal, porqué no-. Toda esa combinación vuelve a la banda algo único y, además, cuentan con el que tal vez sea el mejor guitarrista del género, que pareciera que toca a un cuarto de máquina de su potencial, pero siempre con gusto: el mega showman y líder carismático Michael Algar -«Olga» para los amigos- con 55 años y la juventud de un puber.
La banda se formó en 1979 en Sunderland, Inglaterra, y entre 1983 y 2012 editaron doce discos de estudio -a los que se sumaron algunos recopilatorios, discos en vivo y DVD’s-. Tuvieron mucha alternancia de bajistas y bateristas, por lo que el carismático «Olga» siempre se mantuvo como líder y cara visible de la banda, hasta en el logo, con la impronta de los anteojos de sol coloridos y bien grandes, que ya es un clásico como fueron las camperas de Ramones o la pintura de Misfits.
Por otro lado, el pequeño gran «Olga» no sólo se dedicó a The Toy Dolls durante su vida. También ha escrito música para varios programas y comerciales de televisión, bandas sonoras de películas y, además, tiene un canal de YouTube donde da clínicas de guitarra. Es, simplemente, un «todoterreno».
Hecha la presentación de la banda, el pasado jueves en Flores disfrutamos de una clínica, pero de diversión y buena música. Después de calentar el escenario Expulsados, la banda más antigua y querida de lo que se demonima «Punk Ramone» -que festejó sus 25 años de carrera haciendo un repaso por todo su repertorio- el plato estaba listo para recibir a la banda principal de la noche. Cuando el telón se abrió lentamente, dejando ver el logo de la cara de «Olga» en amarillo con sus grandes lentes y una sonrisa todavía más grande, preludio de que estaba todo listo para una fiesta, comenzó a sonar Mandy -tema que seguramente recordarán de algún capítulo de The Simpsons o por la genial versión de Me First and the Gimme Gimmes-. El sonido de la púa cesó… y aparecieron The Toy Dolls, con su formación actual: Tom Blyth -«Tommy Goober«- al bajo y coros, con cresta bien parada y roja; Duncan Redmonds a la batería y los coros, pelado, otra joya dentro de la banda ya que lo pueden recordar por ser el baterista cantante -o el cantante baterista- de Snuff; y llevando «la número 10» y la «banda de capitán», el señor «Olga«, a la guitarra y la voz. Todos con anteojos de sol coloridos y saco, corbata y pantalones escoceses muy elegantes. ¡Que suene esa guitarra, maestro! Fiery Jack abrió la fiesta del Funny Punk inglés en Flores.
Generalmente, el Punk está asociado con letras políticas y gente ruda que hasta podría vomitarse encima. Sin embargo, en este caso, «Olga» demostró con sus Toy Dolls que el Punk también puede tomarse su tiempo para divertirse. Si nunca han visto un show de estos muñecos de torta con los pelos parados y gafas de sol… ¿qué están esperando? Es lo más didáctico e interactivo, pareciera ser una obra de teatro para chicos en vacaciones de invierno, donde los pequeños punk rockers pueden interactuar con el gran maestro jardinero «Olga» en los colores, las palmas y el agite.
Pero hagamos una pausa… ¿Por qué trajimos a colación el tema del «maestro jardinero»? Pues porque dentro del repertorio de The Toy Dolls existen unas cuantas canciones infantiles reversionadas a tiempo de «Punk circense«.
Y si de todo esto hablamos, tal vez la canción más festejada por el acalorado público haya sido Nellie the Elephanty. Con una banda super ajustada, sin fallas, con todo completamente planeado -ropa, coreografías, cortes e interacción con el público-. Fisticuffs in Frederick Street, Idle Gossip, The Lambrusco Kid, se sumaron dentro de la primera tanda de temas, disparados uno tras otro. Pero Toccata and Fugue in D Minor de Johann Sebastian Bach fue la muestra del talento y de la amplitud musical del líder de la banda, una canción que fue muy usada también en videojuegos y dibujos animados y que traspasó la frontera de la música clásica. «Olga«, prácticamente, se adueñó del tema y lo ejecutó magistralmente, con su versión «a tiempo de Punk Rock» de la mano de la Fender Telecaster amarilla del petiso flaco de lentes divertidos.
Y de vuelta a la alegría con Alec’s Gone, Harry Cross (A Tribute to Edna) y todos a corear y a mover los brazos, seguido por otra demostración de instrumentación en la que no sólo hicieron todo lo que les sale bien, como tocar y coreografiar, sino que, además, hicieron girar sus instrumentos con algún tipo de correas especiales que los movieron en círculos como trompos, todo al ritmo de los rulos de batería del «pulpo» Duncan, mientras tocaban Wipe Out -clásico de la música Surf instrumental de The Surfaris, californianos de los ’60-.
Tras una breve pausa, «Olga» volvió a hacer de las suyas e ingresó al escenario tocando When the Saints Go Marching In, tradicional canción ultraconocida por todos y recontra reversionada, pero ejecutándola con la guitarra por detrás de los hombros, preparando el terreno para liquidar el show bien arriba con Glenda and the Test Tube Baby, Dig That Groove Baby, globos negros cayendo del techo y She Goes to Finos, cerrando una exquisita velada de pura diversión -aunque siempre queda algo en el debe, ya que no tocaron I’ve Got Asthma, aunque muchos le gritaban el título, pero en un inglés muy de mierda que obviamente no iba a funcionar-.
En resumen: un kilo y dos anteojitos el show de «Olga» y sus secuaces. Así, da gusto ir a un recital aunque sea en medio de la semana laboral.
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