Por Popi Garrido // www.flickr.com/photos/danielahuilen

En tiempos donde gran parte de nuestros días transcurren desde lo virtual, los vínculos y las relaciones también son parte de esa dinámica. Creamos perfiles, elegimos las mejores fotos, inventamos un espacio virtual de felicidad que creemos que nos describe.

¿Pero qué pasa cuando nos tenemos que mostrar tal cual somos? ¿Se desmorona ese mundo que creamos? Surgen miedos, inseguridades, expectativas. ¿Preferimos quedarnos en ese mundo virtual, feliz, aggiornado?

Los personajes de estos tres relatos dan un paso hacia adelante -o hacia atrás- y se animan a un encuentro real.

A priori, quizás uno pensaba que las obras tratarían temáticas muy similares, que en el fondo contarían lo mismo. Pero el prejuicio previo rápidamente quedó atrás y las obras fueron una sorpresa.
La forma de ser de los personajes encara el encuentro de distintas maneras, donde se ponen en juego sus emociones y su personalidad y concreta -el trabajo de dirección es impecable, se logra encarnar con mucho detalle cada personalidad de una manera muy divertida-.

Si bien la reflexión sobre el amor, lo virtual y las fobias está presente, el tinte de comedia hace ameno y especial cada relato. De tanto en tanto uno puede identificarse con alguna historia, con algún personaje, pero su dinámica hace corrernos a la siguiente historia. El plus de exageración, aumenta la diversión y aleja al dramatismo. Se llega, en cada historia, a un extremo, pero un extremo cómplice, cargado de cinismo y diversión. No es un lugar para sentirse incómodo sino repensar lo contado por el camino del humor y la risa.

Una obra que volveríamos a ver y recomendar, en un ambiente especial, cálido, en donde sacar fotografías, grabar, comentar no está prohibido, sino que es necesario.