Review: Star Wars – The Last Jedi

Review: Star Wars – The Last Jedi

0 comments 📅16 diciembre 2017, 16:26

Por Jonathan Leandro // AgentDark

Después de un Episodio VII que inició el camino a esta nueva trilogía con el traspaso a otra generación de héroes que como toda transición, y más con el peso de una saga como Star Wars, iba a ser difícil, las criticas llegaron de muchas formas, siendo la de más peso que nos habían entregado un film muy similar a Episodio IV. Muy consciente de esto, Rian Johnson, encargado de dirigir esta nueva película, ya anticipaba que su episodio iba ser muy diferente, inclusive declarando que iba a ser más oscuro y no tanto una secuencia de homenajes. De esta manera, el director subió la apuesta y, de alguna manera, desafió a todos los escépticos, algo que una vez estrenado este nuevo episodio podemos afirmar que no fue meramente una estrategia comercial: sus deseos de entregarnos un film completamente diferente fueron cumplidos.

Si tuviéramos que definir la película en una sola palabra, sería «rebeldía». No sólo porque sus personajes se cuestionan unos a los otros, sus creencias y sus roles, sino también porque por momentos ponen bajo la mira al propio legado de la saga y, por lo tanto, también colocan al espectador en una posición poco cómoda. Puede gustar o no esta nueva película, pero hay que reconocer que arriesga mucho más de lo esperado y logra de esta manera tener su propia identidad, la que el director quiso entregarnos, demostrando también que se pueden seguir realizando preguntas en el universo creado por George Lucas, tales como ¿qué es la fuerza? ¿qué es ser un Jedi? ¿por qué causa luchamos? Aquí nos toparemos con héroes del pasado junto a la nueva generación, que se cuestionan entre sí y, a su vez, en algunos diálogos parecieran apuntar a los propios espectadores, pequeños pasajes que indirectamente están respondiendo todo aquello que los fans especularon con este nuevo episodio.

The Last Jedi arranca con la Primera Orden al acecho de la flota rebelde e interceptándolos en medio de su huida. Ya en los primeros minutos vemos al personaje de Poe Dameron haciendo de las suyas, con un Oscar Isaac que logra una de las mejores interpretaciones del largometraje. La acción no se deja esperar y empezamos a notar la premisa de que estamos ante una película que nos pondrá en algo que siempre caracterizó a Star Wars: escenas de un constante asalto espacial, rebeldes dispuestos a dar todo y fuerzas imperiales con ganas de demostrar su poder destructivo. Es un acierto de Johnson arrancar la película y a los pocos segundos ya estar viviendo esa intensidad, con todos sus condimentos de tensión, suspenso y personajes dispuestos al sacrificio. Un mensaje de dar todo por el deber y rebelarse ante situaciones adversas.

El espíritu rebelde al que hiciéramos mención líneas arriba se ve reflejado en las acciones y decisiones de los personajes, sus relaciones fortalezas y miedos, como Poe con sus superiores Leia Organa Carrie Fisher– y la Vicealmirante Holdo Laura Dern-; la de Kylo Ren Adam Driver con el líder supremo Snoke Andy Serkis– y hasta en el legado de la propia saga, reflejado en un Luke Skywalker Mark Hamill– que no teme en demostrarle a Rey –Daisy Ridley– que la idolatración de las leyendas también esconde carencias. En cuanto a Rey, hay que admitir que se muestra mucho más inestable en sus emociones y el entrenamiento por parte de Luke intenta colaborar con encontrar ese equilibrio en su interior. La fuerza se rige por el equilibrio de la luz y la oscuridad al fin al cabo. Hay que remarcar a Mark Hamill poniéndose al hombro el peso de un verdadero Luke perdido en su moral, exiliado y  enojado, pero con una chispa que todavía no se ha apagado al punto que inclusive un amigo  del pasado le volverá a decir en la cara que deje de perder su mirada en el horizonte y enfrente su destino. Hamill mantiene y logra nuevamente interpretar ese Luke que uno ama u odia, como en los viejos tiempos.

El montaje, los planos y las transiciones suaves hacia planos más largos o panorámicos deslumbran al espectador con una belleza única. Si bien es normal en Hollywood ver planos que no nos perturben, hay una clara diferencia con otros films de la saga donde sus planos eran más amigables. A pesar de que las películas de semejante envergadura por su presupuesto no deberían sorprendernos con su montaje hay que afirmar que lo logran. La imagen y el sonido siguen siendo una delicia para nuestros sentidos. Episodio VII tenía para destacar momentos donde las imágenes eran para enmarcar, pero aquí se superan, como por ejemplo las escenas en el santuario del líder supremo, pasando por la escena más importante que protagoniza Holdo y su particular momento que nos dejará con el silencio digno de un un museo de arte, llegando a una de las mejores puestas en escenas que el largometraje nos brinda en el planeta Crait.

Sin embargo, no todo es color de rosas y hay algunos detalles que a más de uno le dejarán con cierto sabor amargo, como por ejemplo una escena donde Leia demuestra un poder no visto antes, que rápidamente podemos olvidar. Existen también momentos en los que el film pareciera perder ritmo y esto se ve claramente en la miniaventura que protagonizan Finn y Rose, una pareja no logra tener un desarrollo necesario para afirmarse, con una subtrama que no logra tener peso y desentona con el conflicto principal que deben resolver nuestros protagonistas. Mientras los rebeldes están con la soga al cuello, las escenas de Finn John Boyega– y Rose Kelly Marie Tran– no llegan a presentarse con la misma armonía y uno puede hasta odiarlas por completo. Si bien desde aquí aparece el personaje de DJ Benicio del Toro-, también su desarrollo queda en deuda, aunque todo esto puede tomar sentido en un siguiente episodio -no obstante, tenemos el antecedente de Phasma que vuelve a mostrarse tan insignificante como en Episodio VII-.


Star Wars Episodio VIII brinda momentos memorables y momentos que hacen contraste, con un humor particular que por suerte no abunda y un tercer acto por momentos redundante pero, en líneas generales, estamos ante la película que quizás debió ser desde un principio esta nueva etapa de la saga. Arriesgando, cuestionándose a sí misma, generando así su propia identidad, polémica en el buen sentido para crear entre los espectadores una disputa sana y difícil de creer que se daría después de tantos episodios. Johnson dejó su marca y convierte esta entrega en su propia visión de la saga, aportando un debate propio, subiendo la vara y dejándola ahí picando para que J. J. Abrams, encargado de dirigir Episodio IX, tenga una nueva oportunidad para corregirse y consolidar esta nueva trilogía como los fans y el público se merecen, o no, en una galaxia muy, muy lejana.

 

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