Por: Shezo! // @ShezoNeozero – fb.com/ShezoFreestyle
PH: Mati Fortini //  fb.com/MatiasFortiniFotografia

Estimo que hay momentos en la labor de todo cronista en los que antes de enfrentarse a la página en blanco ya tiene en claro que todas las palabras están de más. Pues nos ha llegado ese momento, luego de ver la magia de Ritchie Kotzen desplegarse desde un escenario. Francamente es difícil encontrar palabras adecuadas para poder describir la magnitud de un show tan mágico, tan enérgico, tan climático y tan placentero. Posiblemente nos quedemos cortos al intentar describir lo vivido en la mágica noche del Teatro de Flores, pero en este caso el oficio obliga a intentar describir lo indescriptible.

Pasadas las 21:10, el escenario de Flores se vio honrado de recibir sobre sus tablas, y frente a una sala prácticamente llena, los pasos de Richie Kotzen, quien no tardó en disparar hacia un público totalmente entregado a su encanto los primeros acordes de End of Earth. Ya en Socialite el famoso «hey hey» característico del público local no se hizo esperar.

Llegaba el momento de bajar la intensidad con Meds mientras las cabezas de todos los presentes se movían al ritmo de la música cual cobras encantadas, rompiendo el hechizo con una enérgica Go Faster. «Ladies and gentlemen, thank you very much», se escuchó de boca de un Kotzen en sintonía con lo que él mismo había desatado entre los presentes al son de Love is Blind. El despliegue de este artista en el escenario hacía de cada momento -y de cada sonido- una joya única, mostrándonos una increíble habilidad mientras se paseaba entre temas saltando de la guitarra al teclado con la misma naturalidad con la que un pez se desplaza en el agua. Luego de Your Entertainer, la increíblemente sublime My Rock -que todavía hoy no podemos dejar de escuchar- y Cannon Ball, llegaba el momento acústico de la noche de la mano de I Would, como si hubiese faltado algo para terminar de enamorar a los presentes. El clima siguió al son de High y Doin’ What the Devil Says to Do.

El turno del solo de cajón y luego de batería la mano de Mike Bennett no se hizo esperar para el asombro de los presentes y sin respiro de por medio comenzó a sonar Fear, en donde Richie dio prácticamente una cátedra de guitarra para terminar el tema con el coro de todos los presentes. Los gancheros acordes de Help Me arribaron al escenario, donde nuevamente Kotzen hizo alarde de su maestría con el teclado y la guitarra, la cual se llevó a la nuca como si nada en una hermosa jugada tribunera.

Luego de una pausa, y como cierre del show, llegaba el momento del encore con This is Life. «Try to hold my hand baby, before the moment slips away». Sí, las palabras sobran, y nos vemos en la obligación de pedir perdón por todo lo antes descripto, insuficiente pero sentido. Sólo nos resta intentar compactar todo lo vivido en dos palabras antes del punto final: simplemente sublime.