Por Nahuel Dominguez // @shinobinews
PH: AgentDark // @Echonny

«La música se trata de unirnos, no de dividirnos»

Casa llena y la arrasadora voz de Allen – vocalista en Symphony X, Adrenaline Mob y Level 10, entre otras- que se escuchaba por el micrófono, en una noche que estuvo musicalizada con un amplio repertorio de temas de sus proyectos y covers clásicos para todos los gustos -entre ellos, Kill the King, homenajeando a Rainbow y al eterno Ronnie James Dio-. Algo para destacar es que su registro sigue intacto a pesar del pasar de los años: él mismo hacía chistes referentes a su edad. «Estoy viejo», afirmó el carismático cantante entre risas cómplices con sus compañeros. El clima familiar se respiraba, el ida y vuelta con el público estaba presente en todo momento, como en una reunión entre viejos amigos.

En esta ocasión, sus músicos fueron talentos locales como Christian Vidal -guitarrista de la banda sueca de metal sinfónico Therion-, Gustavo Giuliano y Pablo Garrocho -ambos músicos de Patricia Sosa-.

Allen aprovechó la ocasión para tirar chivo del nuevo disco de Adrenaline Mob –We the People– e interpretó algunas canciones del mismo. El show, a su vez, tuvo el plus de la química entre Christian y él. Se sentía esa química entre ambos. Incluso, declaró ser gran fan del talentoso violero que en cada solo estaba al borde de prender fuego el mástil. La música era adornada con un poco de humor. Russell se la pasaba jodiendo constantemente con su poco manejo del español, algo que generaba risas en la audiencia. «Me gusta poner sonrisas en las caras», contó cómplice a su público.

La sala del Caras y Caretas no paraba de vibrar con la energía que fluía. La gente coreaba a todo pulmón el nombre del cantante y se volvía un integrante más de la banda en algunas canciones. Cual comandante, Russell dirigía un ejército de voces enardecidas que complementaban el show llevándolo a otro nivel. Parecía ensayado. La química entre la gente y el frontman fue un éxito. Hasta un par se dieron el gustito de armar un mini-pogo del lado de Christian.

La velada terminaba con un gran agradecimiento a la gente y un mensaje para los músicos que sigan adelante con sus sueños y para que los fans aguanten la movida de las bandas. «Buenas noches, soy Russell Allen y que siga el rock». Rock and Roll, de Led Zeppelin, empezó a sonar para cerrar a todo trapo la fiesta. Mientras se despedía, Allen saludó con un apretón de manos a todos y cada uno de los fans que se acercaron al borde del escenario. Un gesto simple que no muchos artistas se toman el tiempo de dedicar y que definitivamente va a ser un recuerdo imborrable para su gente. Parece un detalle mínimo, y seguro él mismo lo sabe, pero con tan poco regaló una infinidad de felicidad. Y eso vale mucho.