Por Leon Seb // @leon.seb
PH: Agata Alvarez // Facebook – @agataalvarez1

En el barrio de Palermo siempre hay algo que hacer: bares, shows, bandas viejas y nuevas… simplemente no podés aburrirte. Por eso nos dimos una vuelta por la avenida Niceto Vega en la que el pasado sábado apareció en el escenario de The Roxy una banda con sus años de historia: Cabezones, que continúa presentando su último lanzamiento discográfico El Naufragio del Alma.

En forma de previa se presentó DUM, una banda del oeste con tintes de Nü Metal y Rock Alternativo que está apuntando a presentar su disco Ser, más adelante en el mismo lugar. Con tres años de carrera, van caminando a paso firme sobre el escenario en el que presentaron temas suyos y un par de covers -uno de Limp Bizkit– que hicieron que la gente se sacuda el frío. Si hay algo que tiene de bueno el under, es poder conocer artistas renovando viejas ideas.

Para seguirle la onda a la movida del Hardcore, pero más melódico, sigue el turno de Cabezones. La banda santafesina empezó a sonar con Despegar en el medio de la oscuridad, dando esa sensación de estar en el medio de un océano que fue un buen referente para su presentación. Gente de todas las edades, chicos y grandes, se sabían los temas y no se hacían grandes distinciones entre ellos. A veces bailaban, a veces saltaban, pero se compenetraron totalmente con César Andino -el cantante-. Daban esa sensación de «vieja escuela», esa en la que ibas a ver una banda y sólo se concentraban en alzar las manos cantando con ellos.

Las luces moviéndose como una marea y las personas dejándose llevar por esas olas hicieron que temas nuevos y viejos pasaran rápido. César es un tipo que sabe dirigir muy bien a su público, al punto de dejar el mando a la gente para que coree los estribillos. La complicación de su pierna no le impide dar buenos shows, inclusive dejando esos pasajes a su fiel público para que ellos canten y él así poder descansar. «Somos tipos que nos dimos cuenta que somos señores», dijo el cantante, explicando que cada vez le costaba más darse una vuelta por Buenos Aires pero que, obviamente, sigue valiendo la pena. «Cuando venía a Buenos Aires, iba a Cemento y veía bandas como Catupecu Machu. Había algo hermoso en el aire, pero se fue perdiendo. Hay tantas bandas nuevas, pero no hay lugar… Debería formarse un escudo entre la gente de ahora, bandas y público. Es difícil, pero no es imposible», agregó, mostrando los años de historia que carga Cabezones y dejando esa reflexión en el aire. Luego, las luces volvieron a la marea de antes.

La noche siguió con los solos de Eugenio moviendo la batuta del show, siguiendo con ese clima de -valga la redundancia- naufragio. Todo se movía bajo el mismo ambiente, entre humo y luces, parecía dejar mensajes en todas sus canciones y la gente sacarlos a gritos. Todo estalló cuando sonó uno de sus temas más conocidos Pasajero en Extinción.

La noche fría de Buenos Aires le quedó perfecta a toda la presentación y, si bien ellos siguen extrañando la vieja época donde había tanta cultura de bandas, lograron tener un público del mismo calibre: diferentes edades, todos se respetaban, nadie sacó su teléfono para grabar: sólo cantaban y bailaban.

Muchísimas gracias a la banda por el momento y a Agata Alvarez por el material fotográfico que ilustra esta nota.