Por: Shezo! // @ShezoNeozero – fb.com/ShezoFreestyle
PH: Mati Fortini // fb.com/MatiasFortiniFotografia
1ra parte: Ghost + Rob Zombie aquí
2da parte: Five Finger Death Punch + Slayer aquí
La mesa estaba más que servida, con muy buenos shows de Ghost, el genialísimo Rob Zombie, Five Finger Death Punch y los veteranos Slayer, el público estaba más que precalentado para entrar en la recta final de un Maximus Festival que venía cumpliendo con creces con su público y que, al menos, nos guardaba una gran joya más en lo que quedaba de cartel.
- Prophets of Rage
Si había algo que realmente teníamos ganas de ver de este Maximus, además del show de Rob Zombie, era la actuación de Prophets of Rage. Este interesantísimo combo entre Rage Against the Machine, Public Enemy y Cypress Hill no podía más que regalarnos momentos increíbles de la mano de esos talentosos músicos con la magia indiscutida de Tom Morello en la guitarra.
Cuando DJ Lord empezó a calentar al público, definitivamente se desató la fiesta: la energía que emanaba de arriba del escenario -y la respuesta de la gente- es algo que muy pocas agrupaciones logran. Metaleros, rockeros, raperos, todo el mundo la estaba pasando genial por igual y el agite no se hizo esperar con Prophets of Rage, todos con los puños en alto y a poguear frente a una banda que sencillamente explota en vivo de la mano de un B-Real con look árabe y un Chuck D en llamas, sumado al excelente plus que fue ver tras la guitarra de Morello un mensaje de aliento para las madres.
Los clásicos de las bandas que forman este mix no se hicieron esperar para alegría de los presentes, dominando la lista RATM. Setlist que continuaba con Testify, Take the Power Back y la genial Guerrilla Radio. Luego, como para «switchear» un poco el ambiente musical, B-Real tomó el control dirigiéndose al público y anunciando que «esta canción tiene 25 años… a ver qué pasa», para luego comenzar con el clasicazo How I Could Just Kill a Man, de Cypress Hill, para desatar la locura. Sin palabras, no hay forma de hacer entender a quienes no estuvieron presentes que hacía mucho no se veía algo tan genial en un festival de rock.
Bombtrack y People of the Sun no se hicieron esperar, para pasarle la posta a otro clásico de Public Enemy, Fight the Power. Imaginen ese tema sumado a la magia de RATM, ¡sencillamente increíble! Ya a esa altura de la noche, Tom Morello lucía una guitarra con la leyenda «Arm the homeless», y B-Real volvía a tomar el control de la situación diciendo «¿Qué pasa? ¿No me entienden? ¿Están con nosotros?», y ante un público totalmente entregado al encanto de estas tres agrupaciones combinadas se desató por completo en un mix de temas increíbles para todos los gustos, entre los que pudimos percibir fragmentos de Insane in the Brain, Jump Around –House of Pain-, Bring the Noise y otros clásicos de la escena rapera, mientras B-Real y Chuck D se acercaban a la valla para cantar con los presentes.
Como si lo vivido hasta el momento fuera poco empezaron a sonar Sleep Now in the Fire, Bullet in the Head y Know Your Enemy, mientras el telón mutaba en un puño en alto. Finalmente, llegó el momento de presentar un tema propio de PotR, Unfuck the World. No hay mucho para agregar al respecto, salvo que esperamos ansiosos el primer disco de esta banda.
La recta final del show comenzó con un excelente cover de Seven Nation Army de The White Stripes sumado a un público que no paró de corear, para seguir con Bulls on Parade y el mega hit de RATM Killing in the Name. ¡Tecnópolis explotó! ¿La frutilla de la torta? B-Real con «Yo quiero fumar» mientras clamaba por la legalizacion. Definitivamente un show soñado que nadie debería perderse.
- Linkin Park
Ante semejantes shows que acababan de pasar, llegaba el turno de los cabeza de cartel, Linkin Park. Cierto es que la banda desde sus inicios despertó la resistencia de muchos defensores de un «metal legítimo», acusándolos de ser una especie de producto prefabricado en plan «Backstreet Boys con distorsión». Si bien es cierto que, prejuicios de lado, los primeros dos discos de la banda parecían estar poniéndonos frente a una excelente y super aceitada maquina de hits realmente muy buenos, el resto de la carrera de la banda se orientó por rumbos que los fueron alejando del metal, y eso en un escenario que instantes antes había pisado nada más y nada menos que Slayer se notó fuertemente.
Frente a los primeros acordes de la banda, cual baldazo de agua fría, emergió la balada Roads Untraveled. Los fans llenaron el campo de luz con sus celulares en alto, grabando y sacando fotos, semejando un cielo estrellado, como si el show se pudiese disfrutar de mejor modo a través de las pantallas que prestando atención a los músicos en escena. Como sostenemos frecuentemente en las reviews que realizamos en este espacio, pareciera que atesorar momentos en digital tuviese más valor que vivirlos.
El show de Linkin Park continuó en la misma línea con The Catalyst, Wastelands, el debut de Talking to Myself y Burn it Down, mientras el resto del público que se había quedado de las demás bandas aguardaba el momento en que los oriundos de Agoura Hills –California– finalmente explotaran en vivo. Por suerte, llegó el momento de One Step Closer, como para recordarnos un poco a qué suena una distorsión, pero las cosas rápidamente volvieron al ritmo planteado inicialmente con Castle of Glass, Good Goodbye, Lost in the Echo, la ultra pop Battle Symphony y New Divide.
El teclado comienzo a sonar dando inicio a Breaking the Habit, poniéndole un poco más de ritmo a la velada y acercando a la banda al sonido de sus comienzos mientras hacían participes al público del coro. Pero como si las cosas hasta ese momento no estuvieran lo suficientemente suaves, Chester Bennington daba inicio a una versión de Crawling acompañado sólo por el teclado, para cerrar diciendo que estaba frente a «one of the best days of my life». Diabéticos abstenerse.
El show continuó en la misma línea con Leave out all the Rest, Somewhere I Belong y What I’ve Done, como puente al sonido de los comienzos de la banda. In the End y Faint nos recordaron un poco a ese Linkin Park más ligado al Nü Metal, ofreciéndonos el punto más alto del show. Fue en ese momento que un Brad maravillado con la gente, luego de preguntarnos si «queríamos más», anunciaba la recta final con los últimos cuatro temas, arrancando con Numb, seguido por la «controversial», según Chester, balada llamada Heavy -que de heavy no tenía nada- y como para poner un poco las cosas en su lugar, Papercut, finalizando el show con la ganchera Bleed it Out.
Mas allá de prejuicios y etiquetas, lo cierto es que tener a una banda como Linkin Park, conociendo su actualidad musical, como cabeza de cartel de grupos como Slayer o Rob Zombie no deja de ser algo extraño de asimilar, en un show que por momentos se sintió aburrido, teniendo en cuenta el contexto en el que se estaba desarrollando y siendo el Maximus un festival que se considera de Metal. Sin embargo, más allá de polémicas musicales, una nueva edición de este festival cerró sus puertas con un saldo más que positivo. Y si bien es cierto que la marca que deja un show como el de Rammstein del año pasado es extremadamente difícil de superar -dejando a su lado a los muchachos de Linkin Park como niños de guardería-, la realidad es que el Maximus tiene todavía muchísimo para dar y que prácticamente en su totalidad brindó una serie de shows por demás memorables que, esperamos, el año próximo puedan ser superados o, al menos, igualados. Sólo nos resta en este espacio decir que esperamos poder tener muchos mas Maximus Festival de acá a los años venideros para el disfrute total de nuestros sentidos.
Los invitamos a ver el resto de las fotos del evento en nuestra fanpage.