Por Mariano Aratta // @gutenseth
PH: Sabrina Espeche
Una semana atrás nos encontrábamos elogiando una banda como El Buen Salvaje, actualmente escalando peldaños en el mascarón de proa del rock emergente nacional, y cerrábamos la reseña del gran show que ofrecieron en La Trastienda indicando lo bueno que es que exista en nuestro país una renovación de la escena musical luego de tantos años de vetustez y óxido, producto de la repetición y la falta de originalidad imperante en el mainstream –para más info seguir este link-. Sin lugar a dudas, Barco es otra de esas bandas que encarna la actual renovación del rock nacional, por supuesto desde otra propuesta y sonido pero, obviamente, con la misma calidad y búsqueda de originalidad como premisa.
La propuesta de Barco es sencilla: divertirse y divertir, cómo nos contó Ale Álvarez -voz y guitarras- en la entrevista que brindó a este espacio hace unos días. Desde un rock-pop de guitarras y sintetizadores, con la pura esencia del Soda o el Virus más ochentoso pero remozados en una «versión siglo XXI», el sábado pasado presentaron Era Es Será, su nuevo disco de estudio en un Teatro Vorterix con muchísima gente eufórica ante esta banda -ya no tan nueva- pero que suena cada día más fuerte en las redes sociales y el boca en boca.
Nacida como trío en 2011, Barco tiene un antecedente en su ADN que claramente la determina: tanto Ale como su hermano Francisco -en batería y samplers– son hijos de Jorge Álvarez, baterista de Suéter, aquella legendaria banda de Miguel Zavaleta. Y si Antes del Desmayo, el primer álbum de la banda, sonaba a ese rock ochentoso que mencionamos, Era Es Será mantiene la línea pero con una cadencia más guitarrera, en sintonía tal vez con un Charly García o un Fito Páez de mediados/fines de los ’80. Comparaciones al margen -sólo disparamos info para quien recién se sube al Barco y desconoce los mares que va a navegar-, vale aclarar que el sonido no sólo se limita a esos iconos del rock nacional, sino que también abreva en una búsqueda propia de sonidos modernos, samplers y Telecasters muy funky que hicieron bailar a todo Vorterix durante la hora y media que duró el show.
Junto con los hermanos Álvarez, completan la tripulación del navío Justo Scipioni, en bajo y coros, y Ramiro Cremona -teclados y coros-, ejecutor de gran parte del leif motiv eighties de la banda. De más está decir que el sonido fue preciso y contundente, como una aceitada pieza de relojería. Fue evidente el tiempo de preparación y de ensayo que pusieron para este concierto, como así también la alegría de la banda -durante y después-, que se quedó cantando y bailando con su público cuando el show ya había terminado.
Desde el primer tema, Ultraliviano, Ale puso al público en el aire, como todo lo que vimos de ahí en más. Bien Ahora Sí se pegó a Era Es Será y, después de Órbita, Buen Trato, uno de los hits del nuevo disco. Bronce, uno de los temas más lindos del anterior álbum fue el que siguió en la lista, mostrándonos cómo la música suena en nuestros cuerpos y, al parecer, nadie cree en la casualidad: Barco es una realidad que para el octavo tema, Antes del Desmayo, ya tenía a todos los presentes en el bolsillo hipnotizados con una propuesta completamente efectiva.
Con la incorporación del nuevo guitarrista, Fabricio Bordolini -quien se lució en cada intervención- la banda sumó más rock y eso se hizo notorio, especialmente, cuando unieron los temas Antes del Desmayo con Amo Dejarte Así -del disco Siempre Es Hoy de Gustavo Cerati, gran influencia y pequeño homenaje a un histórico-, para cerrar con un rap noventoso de la mano de los Arruinaguacho.
El setlist siguió con Los Dos en el Taxi, con la presencia en el escenario de Alejandro Saporiti, de otra gran banda emergente llamada Nidos. Y, luego de Atravesarnos, llegó el turno de la sorpresa de la noche: una reversión del tema de Viejas Locas ¿Qué Vas a Hacer tan Sola hoy? en la que se sumaron vientos al escenario para acompañar al grupo. Cremona en los bongoes le puso más color a la ocasión y un Ale que estuvo enchufado a más no poder, corriendo y saltando, parecía querer decirnos que el momento de Barco está llegando, cada vez más grande y sólido, luego de tanta preparación y esfuerzo.
El show, además, contó con la participación de Lea Lopatin, guitarrista de Poncho, para una reversión de El No Lugar, un tema que ya es clásico de la banda, pero que no sonó tan interesante como en otras ocasiones. Tal vez Barco sea una banda que a fuerza de tener tantas canciones con destino de hit, se fuerce a reversionar sus temas anteriores cómo para ofrecernos algo diferente y eso es algo para agradecer, ya que pensamos que es una manera de no oxidar los viejos éxitos y seguir disfrutando de ellos. Antes, nos habían ofrecido una versión de Quinta, un tema de la época en la que eran sólo tres, como para dejar bien en claro que este concierto servía para presentar nuevo material pero abarcaba toda su carrera, en la que han logrado un estilo propio e inconfundible, en un juego que conduce al trance rockero, pop y moderno, todo en el mismo tiempo y lugar.
Sobre la Superficie, Eso es Amor -el tema más querido del nuevo disco, seguramente con destino de videoclip- y Creo que no Llueve en una versión Ska-Dark digna de alguna encarnación de Sumo, cerraron un show potente e intenso, directo a los sentidos de todos los presentes. Sólo cabe agregar que Era Es Será ha sido nominado a los Premios Gardel a la música como Mejor Álbum de Grupo de Pop, compartiendo la terna junto a Estelares y Los Tipitos, quienes hacen años ya que vienen piloteando en la turbulencia de las aguas musicales locales. Si no los conocés, es hora que le prestes el oído a esta nueva generación de músicos argentinos que con dedicación y alegría nos enseñan que no todo está perdido entre tanta estrella en el firmamento, sirenas y endriagos que enloquecen la brújula de los marineros.
Les dejamos a continuación la cobertura fotográfica de Sabrina Espeche directamente desde nuestra fanpage de Facebook.
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