Por Diego Cirulo // @BSOLaRocker
A esta altura del año, la llegada de cada especial es verdaderamente una explosión emotiva. Hasta la fecha, habíamos realizado tres (Carpenter, Scorsese y De Palma) y los resultados nos dejaron verdaderamente felices . La cuarta entrega era una incógnita, no sabíamos que director encarar ni a quien traer al piso para que desarrolle con verdadera intensidad alguna filmografía. Entre discusiones, reflexión sesuda y nombres que se barajaban sin sesar, la luz en el abismo se hizo presente: nos debíamos un especial sobre James Cameron, director que despierta amores y odios por doquier entre los cinéfilos. En cuanto al invitado, rápidamente surgió el nombre. Lo llamamos y aceptó de inmediato (probablemente por su amor incondicional para con el universo «cameroniano»). Adrián Szmukler, maestro de varios de los que realizamos BSO (y de tantos otros más), se vino para La Rocker y salió un programa in extenso que nos dejó a todos exultantes y rebozantes de cine.
James Cameron es un personaje riquísimo que a pesar de no poseer una filmografía nutrida (tiene solamente 8 películas de ficción desde 1981 hasta la actualidad) nos ha dado a entender con el correr del tiempo que con lo que ha realizado alcanza y sobra. Su mirada aguda sobre los problemas centrales de la humanidad, como la relación con la tecnología, la ecología o las absurdas y autoritarias decisiones de ricos y poderosos con respecto al orden mundial, por dar algunos ejemplos, es inmensa y se evidencia desde una estrategia «damocleana» que se expresa a través universos fantásticos o de ciencia ficción muy atractivos. Claramente, el poder de este tipo de géneros sirve, por su masividad, para llevar el sentido que el realizador propone hacia muchos espectadores, aunque también corre el riesgo de ser criticado a través de preconceptos que vienen de la prehistoria y que acusan de «puro y básico entretenimiento industrial trillado». Al parecer, a Cameron nunca le importó demasiado lo arriesgado de su propuesta y cada vez que pudo redobló la apuesta. La continuidad temática y de sentido desde sus comienzos con Piranha II: the spawning hasta su última obra por el momento, Avatar, dan cuenta de un realizador coherente que no cuenta cuentos por encargo y no le interesa mucho que dirán aquellos críticos que miran desde una cálida y confortable butaca. James Cameron es, como otros tantos maestros del cine, una suerte de filósofo audiovisual. Terminator, Aliens, The abyss, True lies o Titanic, son claros ejemplos de una mirada que apunta y dispara hacia objetivos nítidos desde dispositivos firmes y sólidos, dejando con poderío huellas imborrables en la mirada occidental de los últimos 35 años.
Lo cierto es que nosotros en BSO somos seguidores del maestro y en este programa le hemos rendido un sentido homenaje a través de análisis profundos y charlas larguísimas, con el intento de desentrañar uno y cada uno de sus monstruosos mundos.
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