Por Diego Cirulo // @BSOLaRocker
“El caos es un orden todavía aún por descifrar”
Fragmento de «El hombre duplicado”, de José Saramago.
“Cada uno de nosotros, tiene en algún lugar del mundo un doble exacto,
alguien que comparte sus pensamientos y sus sueños”
Extracto de «La double vie de Véronique« (1991), de Krzysztof Kieślowski
¿Qué pasaría si un día te levantaras y encontraras que no sos único e irremplazable? ¿Si el espejo devolviera dos en vez de uno? ¿Y si alguien quisiera hacerse pasar por vos y arrebatar tu lugar? ¿Pensarías que te volviste loco o abrazarías esa dualidad para rehacer tu vida? Éstas y muchas otras preguntas pasan por la cabeza de nuestros protagonistas esta semana, en un programa íntegramente dedicado a los doppelgangers o dobles en la pantalla grande.
Proveniente del vocablo alemán, doppel que significa «doble», y gänger que es traducido como «andante», esta palabra es utilizada para definir algo bastante más escalofriante que un simple doble, si no la versión fantasmagórica de una persona viva. Aquel que camina al lado, la mitad malvada. Nosotros sin embargo nos inspiramos en ésta y otras acepciones para mirar a los dobles en el cine: dobles reales o imaginarios, malvados o benignos, aquellos idénticos y aquellos que aspiran a serlo, generando relaciones de amor, odio, competencia y adoración alternativamente. También tuvimos todo tipo de reacciones, aquellas premeditadas, intentando dar lugar al intelecto y la razón ante lo que parece algo irreal, y otras más viscerales y violentas. Establecimos lógicas a mitad de camino entre la sorpresa, el terror, la pulsión voyeurística y el deseo contenido.
El cine, claro, ya ha vuelto su cabeza hacia estos territorios con anterioridad, inspirando una miríada de films y otros productos culturales que van desde Lynch a De Palma –casi especialistas en el tema–, pero que incluyen también a cineastas más contemporáneos como Denis Villeneuve, Darren Aronofsky o Richard Ayoade, quienes desfilaron el jueves pasado junto con figuras de la talla de Joseph Mankiewicz o Krzysztof Kieslowski. La música de la velada fue tan variada como las facetas contrapuestas de estos “dobles”, recorriendo el espectro sinfónico e instrumental, pasando por clásicos de los 50s, la balada latina y alguna que otra rareza; incluyendo en el repertorio maestros como Zbigniew Preisner, Angelo Badalamenti y Clint Mansell.
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