Por Mariano Aratta
@gutenseth
Mis estimados, tengo el honor de volver a recomendar en esta clásica sección y decidí compartir con ustedes algunas de las cositas que «fueron llenando mi alma» estos últimos meses por diferentes motivos. Hoy traje un libro de música -aunque suene raro-, una banda sonora y un film oriental -¡¡que no es de espíritus!!-. Acá están Las Lecciones del Sensei de hoy:
Lección 01: Post-Punk -Simon Reynolds- -libro-
Simon Reynolds es un crítico de música inglés pero en realidad lo definiría más como un «sociólogo musical». Su obra es grande y no es menester nuestro desmenuzarla en este espacio, pero cabe destacar que Reynolds articula la crítica musical con una ubicación socio-espacio-temporal de cada banda o movimiento -es reconocido por incorporar elementos de teoría crítica en sus análisis y dice haber sido influenciado por el pensamiento marxista, además de la Internacional Situacionista y filósofos como Gilles Deleuze y Félix Guattari-. En esta ocasión habla del Post Punk, estilo algo difuso que aún hoy sigue resultando mucho más interesante a nivel musical y social que el mismísimo Punk, que tras su aparición, explosión y casi defunción, provocó que muchos músicos dentro de ese movimiento sintieran deseos de expresarse de otra manera. Surgidos de otros ámbitos, generalmente universitario, intelectual o meramente artístico, aparecieron cientos de grupos nuevos que rompían a conciencia con las convenciones musicales: ya sea rescatando la música jamaiquina como Madness y The Specials con el Ska, o P.I.L. con el Dub; experimentando con sintetizadores, como Cabaret Voltaire, Devo, SoftCell o The Human League; o desarrollando propuestas que demostraban un clara intención artística e intelectual –Talking Heads, Joy Division, Gang of Four-, todas marcaron un quiebre con el sonido a menudo pomposo, exhibicionista y grandilocuente del rock sinfónico que entonces se imponía. Y así desembarcamos en bandas que nacieron en ese lugar –The Cure, U2, New Order– y luego hicieron historia.
Es para leer despacio y luego googlear todas las bandas que Reynolds menciona. Es interesante para conocer no sólo la historia de una banda, sino el porqué del sonido de una época, a nivel social, político, económico, cultural y artístico. No se lo pierdan.
Lección 02: Submarine Original Soundtrack -Alex Turner- -música-
En mi anterior participación, recomendé un film –Scenes From the Suburbs– y aclaré que también podían escuchar la música de Arcade Fire que lo acompaña. Hoy hago exactamente lo contrario: recomiendo un disco de Alex Turner y, además, la película para la cual fue compuesta esta banda sonora: Submarine. Un film sobre chicos en edad de enamorarse, sobre los problemas típicos de las familias de clase media, sobre «gente rara» -como todos nosotros, respirando en un mundo raro- y la voz de Alex Turner en un registro tranqui, casi acústico, ronroneando en nuestros oídos -el mismo Alex que en menos de un mes tendremos en Buenos Aires al frente de su banda, Arctic Monkeys-.
Submarine, a mi entender, tiene un momento clave: la reveladora escena en la que Oliver Tate, el niño-casi hombre protagonista, reacciona ante el rechazo de Jordana poniendo un cassette de música triste, tirado en la cama, con el pijama puesto, mientras el agua empieza a inundar la habitación. En ese instante, Turner canta It’s Hard to Get Around the Wind: difícil moverse, algo nos empuja y susurra al oído «feeling like it’s hard to understand / multi-ball confusion», a su vez remitiendo a otra canción de su banda sonora –Stuck on a Puzzle-, que también alude al amor como algo que no se puede explicar y descifrar. El amor como rompecabezas siempre a medio armar.
«Make sure you’re not followed and meet me by the Death Balloon… Paraselene woman, I’m your man on the moon». ¿Oliver y Jordana están preparados para lo que se viene? ¿Para la felicidad enmarcada en lentes con forma de corazón y para los instantes de tristeza en los que el desamor nos envuelve? Porque sí, para caminar sobre el agua hay que tener fe en uno mismo, esperanza, comodidad y entendimiento con quién llevás de la mano, un «sentirte listo» para que eventualmente la ola te pase por encima y te deje acostado escuchando un disco triste, como el de Turner, que dura sólo 19 minutos…
Lección 03: Rent a Neko -película-
Mi sensei de japonés nos recomendó este film, premiado en el Festival de Cine de Berlín de 2012. Y como me gustan los gatos (!) pero también las meditaciones sociológicas, decidí aceptar la recomendación. Mientras miraba la película, la pregunta que se venía a mi mente era cómo en uno de los países más pequeños y superpoblados del mundo la gente también podía estar sola. Todos estuvimos «acompañados pero solos» en algún momento de nuestras vidas. Japón, con su alegría a cuestas y su «cantidad-de-habitante-por-metro-cuadrado», no es la excepción. Pero esto se puede traspolar a cualquier país o ciudad del mundo, porque no es una cuestión estadística, sino que es emotiva y del corazón. Del sentir…
El argumento parece sencillo: una extraña mujer llamada Sayoko alquila gatos a personas solitarias. Pero esto no es sólo una historia de felinos. Lo que prima es la melancolía, con sus personajes, escenas, banda sonora… hay historias tristes y otras muy duras sobre cómo es la vida en Japón y, en general, cómo la condición humana se revela misteriosa, cambiante y mágica. Sayoko espera encontrar el amor mientras trata de «curarse» con sus gatos. Además, decide alquilarlos para «curar» a otras personas. Así, vamos conociendo personajes que tienen grandes carencias en sus vidas y gracias a los felinos logran ser un poco más felices o completar algunos aspectos vacíos de su existencia. Pero no nos confundamos, Rent a Neko no es una película triste sino que es una historia feliz compuesta por pequeños esbozos tristes, como la vida misma. No es para llorar: es para disfrutar y pensar que siempre viene algo mejor, que no hay que bajar los brazos nunca. Si alguna vez viviste con un gatito, conocés perfectamente «la cura» que estos animalitos nos aportan a diario. Sayoko también lo sabía y la compartía bajo precios muy muy económicos. Al fin y al cabo, ¿la felicidad tiene precio? Pero eso es tema de otro debate filosófico que excede estas líneas.
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