Por Mariano Aratta
@gutenseth
¿Cómo andan todos? En este Día Internacional de los Trabajadores, espero que todos estén descansando y recargando las baterías, dentro de sus posibilidades. Nosotros, desde Shinobi News, no paramos. Y como todos los jueves, les dejamos algunos de los estrenos de la semana. Empecemos, punto por punto…
Muppets 2, esto es, el regreso de los Muppets desde que Disney adquirió la franquicia algo que, podemos afirmar a esta altura, no le faltó el respeto a las criaturas creadas por el genio Jim Henson, ya que se nota que las personas involucradas en este proyecto realmente aman a estos muñecos… en esta ocasión, los Muppets participan, sin querer y sin saberlo, del maléfico plan de un criminal de gran parecido con la rana Kermit -antes René en nuestras latitudes-. Esta mente brillante criminal se llama Constantine y es casi idéntico al protagonista, salvo por un lunar cerca de los labios -¿las ranas tienen labios?-, además de su acento ruso.
La película arranca ni bien termina la de 2011. Aquí Constantine se fuga de una prisión rusa, y quiere «reemplazarse» por Kermit, e ir robando obras de arte y siguiendo pistas para finalmente alzarse con las joyas de la Corona británica. Como en la primera película, hay una gran cantidad de cameos de estrellas invitadas «famosas». Hay también canciones con letras y coreografías muy bien resueltas, golpes de efecto humorísticos logrados y un clima festivo general que, como siempre, vuelven a deleitar a los chicos y a los adultos.
Ahora pasamos a Brick Mansions, con el fallecido Paul Walker como protagonista. Ambientada en una Detroit distópica que no es la de Robocop pero por ahí anda, en el año 2018, las antiguas mansiones de ladrillo se han convertido en guarida de los delincuentes más peligrosos de la ciudad. Para proteger a la población, la policía construye un muro de contención y el agente encubierto Damian Coller –Walker– deberá librar una batalla contra la corrupción.
Dirigida por Camille Delamarre, con la que hace su debut como director cinematográfico, el filme cuenta la historia de Coller que, sin que le descubran, intenta acabar con un despiadado señor del crimen. Dicho criminal resulta tremendamente peligroso, ya que tiene acceso a una destructiva bomba de neutrones. Por ello, el policía se infiltra dentro de su pandilla de malhechores e intenta derribarle desde dentro.
Continuamos con Tres Días Para Matar –Three Days to Kill-, una que comienza como si fuera Breaking Bad: un tipo –Kevin Costner– al cual le diagnostican una enfermedad terminal y no sabe cómo seguir ni qué hacer. Pero hasta ahí las coincidencias, Coster es un ex agente del servicio secreto que, además de estar a punto de morir, intenta reconectar la relación que tiene con su hija. Como para complejizar un poco la cosa, le ofrecen probar una droga experimental que podría salvarlo de la guadaña, pero a cambio de realizar una última misión: debe dar caza al terrorista más despiadado del mundo, al mismo tiempo que debe cuidar de su hija adolescente por primera vez en diez años, mientras su esposa está fuera de la ciudad.
Realmente, Costner no parece el mismo de antes. Es decir, parece un buen actor. Esa mirada perdida, de tipo que ya no tiene motivos para vivir, que está desganado y vencido por la vida -o la casi muerte- y su repetina «revitalización»… vale la pena pagar los pochoclos para ver está película, les aseguro acción y diversión en dosis idénticas.
Para cerrar la semana de estrenos, les traigo Casi un Gigoló –Fading Gigolo-, una con Woody Allen, dirigida por John Turturro. Trata sobre dos amigos judíos y juega toda la película con esos temas inoportunos y polémicos, como la prohibición, el deseo, la prostitución, la ortodoxia y la heterodoxia judía, pero sin nunca llegar a plantearlos con demasiada gravedad. Aunque la película es de Turturro -escribió el guión, la dirigió y la protagoniza-, sucede algo curioso: Allen termina captando toda la atención. Magnetiza, inevitablemente.
Casi un Gigoló utiliza un montón de lugares comunes, pero no menosprecia la inteligencia del espectador sino que pide su colaboración, es el típico cine para pensar un poquito pero dejándose llevar, no profundizamos en nada particular, sino que nos entretenemos, pero desde el diálogo y no desde los efectos o el CGI. Siempre es bueno volver a las fuentes.
Murray –Allen– es un librero anticuario, pero como ya nadie lee libros raros, la librería tiene que cerrar. Al toque, nos sentimos con él, queremos darle un abrazo. Al quedarse sin trabajo, se le ocurre, a partir de un comentario que le ha hecho su dermatóloga, la Doctora Parker –Sharon Stone-, que quizás es buena idea convertirse en proxeneta. Entusiasmado con la ocurrencia, convence a Fioravante –Turturro-, que es un viejo amigo suyo, de probar suerte. Les va bien, consiguen más y más clientes, hasta que Fioravante se da cuenta que no puede seguir, porque es un tipo sensible y se ha enamorado de una de sus clientas: amor y sexo por dinero no pueden coexistir. De ahí, la película se desenvuelve por las situaciones más hilarantes, pero también humanas. Recomendada, Shinobi le sube el pulgar (y).
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