Por Mariano Aratta
Hace pocos días atrás, el periódico británico Daily Mail, el segundo más leído en el Reino Unido detrás de The Sun, publicó una noticia muy curiosa pero extremadamente pintoresca.
«En medio del vasto desierto, un misterioso cine abandonado yace a la espera de que su primera película sea proyectada», inaugura la nota el Daily al momento de presentar la sala al aire libre construida en el extremo sur de la península del Sinaí, en Egipto, hace más de una década, que nunca fue estrenada. De difícil acceso -se llega a través de una sola carretera, la calle Dusti-, consta de 150 butacas de madera derruidos por el tiempo y el entorno desértico, un pie de pantalla roto y un generador en ruinas. La «sala» tiene el llamativo nombre de «Cine del Fin del Mundo».
Prácticamente desconocido por el resto del mundo, el fotógrafo estonio Kaupo Kikkas descubrió la oculta maravilla, la retrató y pasó los datos al diario inglés. Según se pudo averiguar, un millonario francés cuya identidad no fue informada decidió instalar allí el cine pero el proyecto se vio truncado cuando el generador falló en su primera función al meterse en el asunto las autoridades locales. «En Sinaí, el gobierno prohíbe ir al desierto si no es a través de tours o viajes oficialmente organizados», contó el fotógrafo al periódico. El sabotaje cumplió su cometido y el espacio, hoy abandonado, sigue esperando un feliz estreno.
A veces el mundo nos depara estas sorpresas extrañas, pero por un momento imaginen una noche de luna llena en verano, en medio del desierto, viendo una buena película de acción. Pero eso sí, lleven bufanda porque la temperatura baja mucho de noche…
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