Por Seth
«Las aventuras de Mort Cinder se inician siempre con un objeto que aparece en la tienda de Ezra, el anticuario. Siempre me han fascinado los objetos viejos, no por su estética sino por las historias que encierran, todo objeto está impregnado de vida pasada. Me atraen los recuerdos, aunque no sean míos ni de nadie. Mort Cinder es la muerte que no termina de serlo. Un héroe que muere y que resucita. En Mort Cinder hay angustia, tortura. Respondía quizá a un particular momento mío, pero mucho de ese clima lo determinó Breccia, más «torturado» que yo. El dibujo de Breccia tiene una cuarta dimensión de sugestión que lo aparta de los demás dibujos que conozco: esta sugestión inacabable lo valoriza y suscita ideas en el guionista».
Héctor Germán Oesterheld
Corría julio de 1962 y en la mítica revista Misterix apareció la primera entrega de lo que a la postre sería uno de los clásicos de la historieta argentina: Mort Cinder, guionada por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Alberto Breccia.
Mort Cinder es considerada una de las historietas más importantes de la historia a nivel mundial, coincidiendo en uno de los puntos más altos de la escritura de Oesterheld y el arte de Breccia. Hoy –y desde hace mucho– es vista como un auténtico clásico, que se prolongó por dos años a lo largo de diez episodios y más de doscientas páginas increíbles, hasta interrumpirse en el verano de 1964.
Para quien no conoce la historia, a grandes rasgos, les podemos contar de un tal Ezra Winston, veterano anticuario inglés, quien recibe en su tienda objetos que traen consigo misterios. Por uno de ellos conocerá a Mort Cinder y juntos enfrentarán una confabulación para el dominio mundial. Consiguen vencer, aunque Mort Cinder muere en el transcurso de la aventura. Parece el fin, salvo que Mort… es inmortal. A partir de aquí, los objetos que aparecen en la tienda serán el punto de partida para los relatos que Mort Cinder hace al anticuario, de sus experiencias en distintos momentos del pasado. Esclavo, guerrero, presidiario, testigo de la historia y mucho más. «Mort Cinder» significa «muerte» y «ceniza», desde la etimología de su nombre.
Mort Cinder –que el lector puede encontrar, por suerte, en ediciones argentinas de Colihue o de la popular colección de historietas que sacó Clarín hace unos años– es una obra maestra, una genialidad incomparable. No vale la pena contarla aquí, hay que leerla. Oesterheld fue secuestrado y «desaparecido» en 1977 y Breccia murió en 1993. Mort Cinder sigue vivo, como su nombre lo indica.
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