Jason Statham es el último héroe de acción. La calificación no es sorpresiva ni arbitraria, todos a esta altura saben quién es Statham y qué esperar de él en una película, especialmente si es la última entrega de la saga del Transportador. No es que lo que haga el actor en pantalla y lo que haga el director Olivier Megaton desde detrás de cámara, sea novedoso o revolucionario en algún sentido; es sólo una película de acción. Y ahí es donde se justifica la existencia de la película, es sólo una película de acción, es género puro, sin pretensiones filosófico-ideológicas, sin terroristas que pretenden robar aviones ni detonar bombas en medio de ciudades super pobladas,  sin dictadores del medio oriente que derrocar. Género puro, acción y por supuesto un actor que se adueña de la pantalla y nos cautiva.

La acción gira en torno al secuestro de Valentina, hija de un ministro ucraniao a quién una empresa extorsiona a cambio de la firma de unos documentos que permitan la entrada de desechos tóxicos al país. Frank Martin nuestro personaje principal debe transportar a la rehén desde Francia hasta Ucrania, sin poder alejarse del auto más de veinte metros a riesgo de volar en pedazos. En el medio sucede de todo, peleas, explosiones, persecuciones. Statham se pelea con las leyes de la física y gana sin que esto represente un problema para la película. La violencia está ahí pero no es grotesca, sino que acompaña a un actor que actúa con todo el cuerpo, a un hombre que no representa un personaje, sino que es el personaje. Esto acompañado por un director que cumple con su cometido y muy buenos diálogos (los personajes hablan como personas, no hay declamaciones ni teatralizaciones, ni monólogos como ocurre en Benjamin Button) hacen de El Transportador 3 una experiencia más que divertida.

No es una joya del cine, no va a pasar a la historia como un clásico, y no pretende hacerlo. Todo está en su lugar, para disfrutar de una hora cuarenta de entretenimiento con el último héroe de acción, en una bocanada de aire fresco para el género. No tan buena como sus predecesoras pero aún así recomendable.

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