Blueberry: Fort Navajo

0 comments 📅21 febrero 2009, 23:04

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Damos comienzo en el día de hoy a la prometida serie de reviews de Blueberry, la obra más importante de Jean-Michel Charlier y Jean Giraud (también conocido como Gir o Moebius). Cada nota cubrirá uno de los álbumes de la serie y saldrán cada quince días, empezando con lo que es la serie principal, la cual una vez terminada dará paso a la Juventud de Blueberry, y luego a Mr Blueberry. El objetivo es hacer un recorrido al completo por la historia de este gran personaje, que gracias a sus talentosos autores se ha convertido en un clásico del cómic internacional y en el mejor ejemplo del western dentro del medio. Cómo se imaginarán, debido a lo extenso de la obra, este es un emprendimiento a largo plazo. Espero me acompañen en este recorrido por el lejano oeste para ir descubriendo juntos la emocionante aventura de Blueberry.

Introducción
Primero sería importante que nos situemos un poco en el contexto histórico en que se publicó la obra, más que nada para entender como fue evolucionando el personaje en relación con los cambios que se fueron dando en el western en otros medios.

En 1963 en la revista Pilote comienza la publicación de, lo que en su momento se llamó, Fort Navajo, una nueva serie creada por uno de los pilares de la revista, el guionista Jean-Michel Charlier y el primerizo Jean Giraud. En el número 210 del semanario para ser más exactos y hasta el 232 en 1964, se publican las páginas que luego se editarían, ya en el año 1965 en formato álbum. Todo esto a través de Dargaud, la emblemática editorial de Asterix.

En qué influyen estas fechas. Tengamos en cuenta que hasta ese momento el medio donde más éxito e influencia tenía el western era el cine y la fecha de salida de esta primera entrega se da justo en el medio de los dos momentos más importantes del género en la gran pantalla. Por un lado tenemos la época clásica, que de la mano de directores como Howard Hawks, Robert Aldricht o John Ford; y actores como John Wayne se había convertido en una de las temáticas fundamentales del cine americano hasta fines de los años cincuenta donde se produce su declive. Por el otro tenemos la reinvención del género y su resurgimiento en los setenta de la mano del Spaghetti Western cuya figura emblemática es el director Sergio Leone. La forma de contar las historias, las temáticas e incluso lo que se transmite en estas dos épocas difiere sustancialmente. Donde la época clásica se concentraba en idealizar la expansión hacia el oeste a través de los colonos y las guerras con los indios; el spaghetti western trabaja más sobre los clichés desarrollados en la primera época, con personajes amorales y una estética más sucia.

Las primeras aventuras de Blueberry toman mucho del western clásico, Charlier se apropia de las temáticas de la época clásica americana, utilizando hechos históricos de la conquista del desierto (alterándolos más o menos de acuerdo a su antojo), pero manteniendo una visión idealizada. Esto irá cambiando con el correr de las aventuras, y se empezará a notar la influencia que las producciones cinematográficas italo-españolas generarán en ambos autores. Sin duda se puede decir que Blueberry es un producto de su época, e irá adaptándose al cambio en las corrientes artísticas, no sólo en su temática, sino en su parte gráfica, a medida que Giraud vaya creciendo como artista y convirtiéndose en la leyenda que es hoy en día. (también conocido como

Fort Navajo
Aquellos que por primera vez se acerquen a esta seie se darán cuenta que en este primer álbum Blueberry no es el único protagonista, si bien la historia se desarrolla y gira alrededor de él y tiene una importancia vital en la misma; la serie en un principio no se planteó como las aventuras de Blueberry, sino que su título original fue Fort Navajo. Charlier se toma el trabajo de generar todo un cast de acompañantes para el teniente que responden a los arquetipos del género. El teniente Craig es el joven militar con una guía moral impecable. El mayor Bascom es el militar rascista y cruel. Crowe es el mestizo; y tenemos inclusive al interés amoroso del teniente Craig en la figura de Muriel, la hija del comandante del fuerte. Podríamos quedarnos con estos personajes y contar una historia pero Blueberry está en el medio de toda esta mezcla y por eso destaca. Es lo suficientemente pícaro o amoral como para contrastar con Craig, es lo suficientemente recto y honorable para contrastar con Bascom y también valiente e intrépido como para que dudemos por un momento con quién se quedará Marian.

La historia comienza con la llegada de la diligencia (no es la de John Ford) a una población donde se detiene para que los caballos descansen. El teniente Craig se baja de ella e ingresa a un saloon donde un grupo de hombres juegan al póker y ahí lo tenemos a Jean Paul Belmondo sentado y ganando la partida. Pelea de por medio y con la ayuda del rubio Craig, Blueberry se toma un whisky y confiesa que ganó haciendo trampa. Ya sabemos quién es ese hombre, en tres páginas el carisma de Blueberry nos ganó y luego comienza la aventura.

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Los hechos que se narran aquí son similares a lo ocurrido en 1861 e incluso los autores toman prestados a dos personajes históricos reales, uno es Cochise, el líder apache y el otro el teniente Bascom. Históricamente lo que ocurrió fue que se acusó a los apaches de asesinar a una familia de colonos, y cuando estos se reunieron con los militares del fuerte para negociar y explicar su inocencia fueron apresados. Así es como vemos a la diligencia que conduce a Blueberry, Craig y Muriel llegar hasta el rancho Stanton donde encuentran el lugar destruido y a sus habitantes muertos, excepto por Phil Stanton a quién le queda el suficiente tiempo como para contar que su hijo fue raptado. Esto conduce a Craig a salir en búsqueda de los apaches sólo y a Blueberry a correr tras él para salvarlo. La historia continúa hasta que nuestros dos intrépidos amigos llegan al fuerte, donde se presentan ante el coronel Dickson. Luego de aceptar una negociación con los apaches a la que Bascom se opone, el coronel es mordido por una serpiente y queda postrado inconsciente. El cómic refleja la historia real, Bascom tiende una trampa a los indios, los apresa a todos, excepto a Cochise que escapa con ayuda de Crowe y Craig. Se produce la primer escaramuza pequeña, casi sin importancia si no fuera porque anticipa la guerra que se vendrá, y Bascom decreta que los apaches capturados, todos líderes de tribu, serán colgados. Así termina el primer álbum y deja el gancho, el «continuará».

Como pueden ver este primer álbum trabaja sobre los códigos del western clásico tal como habíamos mencionado. Todos los símbolos y las imágenes están ahí. Los personajes también incluso en su representación visual, exceptuando a Blueberry quién toma su cara de la estrella de cine francesa. Giraud trabaja con una narrativa impecable, sus imágenes detalladas y realistas al extremo y su sentido del movimiento interno dentro del cuadro se mostraban excelentes a pesar de ser su primer trabajo (antes había sido ayudante de Jijé) y son una pequeña muestra de lo que iremos viendo en las próximas historias a medida que su talento vaya floreciendo. En cambio Charlier, se encontraba en su pico. El guionista maneja los tiempos de la historia a la perfección siguiendo los lineamientos del género con maestría para hacerlos jugar a su favor, introduciendo a Blueberry en medio de este esquema clásico donde desestructura al mismo y lo hace infinitamente más interesante. Toma las referencias históricas y las sigue dándole vida a sus personajes, con excelentes diálogos donde cada cual tiene su voz propia. Debemos recordar igualmente que esto fue escrito en 1965, algunos diálogos pueden parecer trillados e inclusive, si bien en muy contadas ocasiones, la voz en off puede repetir lo que las imágenes ya muestran. Pero la fuerza de los personajes, el timing de la historia y la narrativa visual clásica de Giraud acompañado por el realismo de sus imágenes nos demuestran por qué Fort Navajo se convirtió en un clásico.

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Shezo!
Shezo!

Mezcla de gamer, comiquero y manganimero. Mix de metal y música electrónica. Amante del pixel art, el amerimanga y el pochoclo. Entusiasta del Rey Misterio, Joe Madureira y la merienda. Pisciano, mico y A+. Co-fundador de NeoZero Studio. Digno hijo de los 80s agradecido con los 90s.

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