Review: Days Gone

Review: Days Gone

0 comments 📅26 abril 2019, 19:46

La mejor manera de resumir Days Gone para PlayStation 4 es la siguiente: una mezcla entre The Last of Us, Red Dead Redemption y Resident Evil. Bend Studio, desarrolladores del legendario Syphon Filter, vuelven para su primer juego en consola desde 2004 y nos traen un título de acción y aventura en tercera persona en un mundo abierto que transcurre luego de un apocalipsis zombie aunque en esta oportunidad, se llaman freakers. No les digas zombies.

No es difícil confundirse visualmente a Days Gone con The Last of Us aunque no sólo en este aspecto hay similitudes, también en la narrativa que se mezcla con momentos dignos de Red Dead Redemption donde es clara la inspiración que por momentos funciona y en otros no. Aún así, Days Gone posee una identidad que la presenta a su ritmo.

Days Gone fue revelado en la E3 2016 y si no lo seguiste muy de cerca, la promoción del mismo fue un poco dispar considerando lo que es el juego. Aún en la E3 2018, donde tuve la oportunidad de jugarlo, sólamente se presentaba un escenario donde teníamos que matar una enorme cantidad de freakers. No había muchos rasgos de la historia u otros sistemas que indiquen una jugabilidad más profunda por lo que es una agradable sorpresa ver a lo que llegó.

 

Protagonizamos a Deacon St. John y no, el nombre no es por John Deacon, bajista de Queen. Deacon es un motoquero que sobrevivió a la epidemia en Oregon junto a su mejor amigo de pandilla, Boozer. Ambos deben abrirse paso en este nuevo mundo donde muy pocos humanos sobrevivieron. Su plan es escapar hacia el norte de Oregon y dejar el pasado atrás. ¿Simple? Por supuesto que no. De a poco todo se va complicando con enfrentamientos entre otros grupos de sobrevivientes y campamentos que tienen sus propios problemas además de los freakers.

Podría decirse que somos el «Glovo / Pedidos Ya» del apocalipsis. Luego de asentar una vida en Oregon y a dos años de la epidemia, Deacon ya se conoce a todos, especialmente a los líderes de los campamentos que necesitan de nuestra ayuda a modo de trabajos como liberar territorio infestado por freakers, buscar sobrevivientes o eliminar campamentos rivales, entre otras actividades que suelen terminar con muchos cadaveres.

Vamos a estar realizando misiones ida y vuelta entre campamentos mientras liberamos lugares llenos de horribles nidos de freakers, habilitando puestos de control militar abandonados que nos ayudan a descansar y recolectando recursos, entre otras cosas que no son muy variadas que digamos pero en un mundo desolado y en una región fuera de las ciudades, no hay mucho más para hacer. Todo esto mechado con enfrentamientos a pandillas que por más que las veamos de lejos, son astutos a la hora de poner trampas y hacernos caer de la moto. Al mismo tiempo, Deacon va a lidiar con su pasado en misiones personales que mejor no te voy a spoilear.

 

La región de Oregon por la que jugamos, es en los bosques con algunas rutas y mucho off-road. Para eso contamos con nuestra moto que podremos mejorar y personalizar con créditos que ganamos por las misiones que nos dan en los campamentos. Una buena decisión de diseño es que los créditos son distintos para cada campamento al igual que el nivel de confianza. Con cada nivel de confianza se habilitan más cosas para comprar como armamento, equipo y por supuesto, partes para la moto. Cada campamento cuenta con diferentes partes para comprar por lo que hay que trabajar cada uno de forma separada.

La moto está presentada como un personaje aparte y tendremos que cuidarla, repararla y hasta llenarla de combustible. No hay indicadores de hambre o sed en Days Gone pero tiene sus elementos de supervivencia y el combustible es uno de ellos. No es muy raro quedarnos con el tanque vacío e ir a pie a buscar más o «caminar» con la moto hasta el destino mientras evitamos freakers y humanos. Siempre y cuando contemos con el tanque lo suficientemente lleno, podemos hacer fast travel entre lugares principales y campamentos aunque no lo recomiendo ya que el terreno es hermoso y plagado de detalles. Da gusto recorrerlo una y otra vez. A esto se suma que el control de la moto es muy bueno. Se nota que hubo trabajo en la física y control de la misma.

El problema que se presenta con las misiones de los campamentos (y aún las personales) es que llegan a un punto que se tornan tediosas y esto afecta la narrativa que se estanca a mitad del juego y le cuesta salir ya que hay misiones que tranquilamente podrían no estar y los personajes tendrían el mismo peso en su arco.

 

La historia es predecible, aún así tendremos sorpresas pero esto queda opacado por ciertas situaciones forzadas a hacernos sentir algo. Se trata de emular un efecto sentimental simil The Last of Us pero con pocos resultados y es una pena ya que el juego no necesita inspirarse en el juego de Naughty Dog para expresarse.

Otro punto negativo es que algunos personajes no ayudan a lidiar con estos temas ya que podemos estar saliendo de un campamento hacia una misión y ya nos están llamando para volver a aceptar otra o hablar como si es algo que no hubiese sucedido hace instantes.

Gráficamente, Oregon podrá verse excelente gracias a la magia lograda con Unreal Engine 4 pero no tendría impacto sin una buena ambientación y acá es excelente. Uno puede apagar las luces, subir el volumen de nuestro equipo y simplemente caminar por el bosque de noche o lugares desolados para sentirnos inmersos en los mismos. Es una experiencia realmente post apocalíptica donde la crudeza de lo remanente está en todos lados. Nos vamos a sentir un poco como en «The Walking Dead» pero con una dosis mayor de «I Am Legend».

 

El aspecto sonoro, clave para una buena ambientación también está muy bien logrado con sonidos bien trabajados dependiendo de la distancia y lugar donde estemos. Desde ecos hasta tiroteos distantes, el gruñido de decenas de freakers mientras corren juntos para atacarnos o el simple sonido de nuestra moto recorriendo los bosques sin nadie alrededor. A esto le sumamos una buena actuación de voz con Sam Witwer como Deacon y tenemos un paquete técnico bien completo aunque se escapa algún que otro bug y caída de cuadros por segundo.

Caminos donde el pasto creció, vehículos abandonados, carteles de auxilio, lugares sucios y saqueados, árboles caídos y signos de enfrentamientos violentos son moneda corriente en lo que quedó de Oregon y todo está representado con un muy buen nivel de detalle. No hay elementos puestos al azar en Days Gone. Aún siendo de mundo abierto, el juego cuenta con momentos contenidos en lugares donde se genera el aura de tensión y de poca escapatoria dignos de un Resident Evil con mucho uso de linterna y jump scares incluídos.

No pasará mucho tiempo de recorrido inmersivo hasta que escuchamos gruñidos de algún freaker que se desvió de su grupo o está a la caza por su cuenta. Hay diferentes tipos de freakers como los más pequeños hasta screamers que como su nombre lo indica, gritan para atraer al resto y hacernos puré. No sólo hay humanos infectados sino también animales como lobos que pueden correr a la misma velocidad que nuestra moto. Como si esto fuese poco, podemos en entrar en el modo «Leonardo DiCaprio» para encontrarnos con osos implacables.

 

El comportamiento de los freakers es errático. Algunos pueden separarse de la horda, otros se quedan comiendo tranquilamente un cadaver para darnos la oportunidad de eliminarlos fácilmente y otros están en constante búsqueda mientras que la inteligencia artificial de los humanos es la justa para mantener tiroteos intensos. Aún así, recomiendo que lo juegues en el modo más difícil.

Una de las características relevantes son las hordas. Decenas de freakers se unen para atacarnos muy velozmente y tenemos que evitar ser abrumados por su gran cantidad. Esto genera situaciones interesantes ya que dependiendo del lugar, podremos desviar estas hordas hacia enemigos humanos y ver como se desarrolla la masacre mientras nos escondemos o escapamos. Obviamente el aspecto «stealth» es crucial en una época donde las balas no sobran y donde es mejor evitar que los disparos alerten más freakers a menos que usemos un silenciador que, sí, también se rompen.

Podemos despachar enemigos con nuestro cuchillo indestructible o con palos, hachas, bates y demás invenciones aunque estos objetos se rompen al poco tiempo y tendremos que buscar otros o repararlos con chatarra que encontramos en los motores y baúles de los autos abandonados o lugares que no fueron del todo saqueados. Aún con esta selección de armas, el combate cuerpo a cuerpo es muy básico, con pocos movimientos y prácticamente no varía a lo largo del juego.

 

Fuera de eso tenemos a nuestra disposición el armamento esperado: pistolas, rifles de asalto, escopetas, rifles sniper, granadas, bombas molotov y elementos para distraerlos como piedras, bombas de humo y un dispositivo que genera ruido. Esto por supuesto puede ser utilizado también contra los enemigos humanos. Las balas escasean aunque tendremos buenas dosis de tiroteos.

Hay un aura de misterio en la situación con los freakers, lo que sucedió fuera de Oregon y la epidemia. Temas que iremos descubriendo de a poco ya que no todo es lo que parece. Las interrogantes que nos plantea el juego nos genera más curiosidad mientras arreglamos los problemas de Deacon y los campamentos.

Aunque Days Gone tenga algunas misiones sean tediosas y conflictos narrativos al tratar inspirarse en otros clásicos, es una aventura que vale la pena por excelentes momentos que nacen de su propia identidad llevada adelante por su excelente ambientación y una buena dósis de acción.

Days Gone ya está disponible exclusivamente para PlayStation 4.

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