Por Mariano Aratta // @gutenseth
PH: Sabrina Espeche
Complicado contar en pocas líneas acerca de la vida y obra de «Palo» Pandolfo. Músico histórico de los escenarios locales -y pionero dentro de varias movidas- tuvo su apogeo en forma temprana, en la hiperinflacionaria Argentina de los ’80 con la grandiosa banda de culto Don Cornelio y la Zona. Recorrió Cemento, el Parakultural y no se dejó abatir dentro de la efervescencia de la escena para transformarse -algo que sabe hacer muy bien, siempre manteniendo su impronta- con Los Visitantes, otra excelentísima banda, esta vez en los ’90.
Sin dudas, Palo marcó un sonido en esas dos décadas, rozando el mainstream pero manteniendo un pie en el under, entre la bohemia tanguera, lo autóctono, la poesía explícita, las guitarras furiosas y el dark de mirada perdida al horizonte. Todo esto, combinado en hermoso cocktail, nos llevó a los 2000, con La Fuerza Suave y La Hermandad.
Con toda esta mochila de buena música, Palo llegó con sus muchachos al escenario del Xirgu Espacio UNTREF el pasado viernes -sí, fuimos demasiado sintéticos, perdón Palo-. Más de 30 años de carrera resumidos en un puñado de canciones, a lomo de un dragón que levantó vuelo en este 2018 y, vale aclarar también, el aniversario sirvió además como excusa para el lanzamiento de un racconto vía Web, pero cuyo destino final será un Box-Set para coleccionistas, conformado por un CD, un DVD y la memorabilia de todos estos años. Este nuevo proyecto musical –El Vuelo del Dragón– es el registro de un concierto especial en el mismo escenario de San Telmo, realizado tres meses atrás, en el que Palo repasó toda su discografía, desde Don Cornelio hasta La Hermandad, con varios artistas y amigos como invitados.
Y si quedaba alguna duda que esto era para todos y todas, los primeros rasguidos de guitarra nos trajeron Autounión, épica canción de Espiritango -disco que elevó a Los Visitantes a categoría de eternos en 1994-. Pegadito, Virgen, de A Través de los Sueños, primer álbum solista, de cuando los 2000 venían naciendo y cuando los corralitos se nos venían sobre la cabeza. El Xirgu festejó los temas y coreó como si en aquella época se sintieran, con esa magia de la música, que nos devuelve a la adolescencia, al baile ritual –Estaré, Sapo Sapo, Tapa de los Sesos-, que nos lleva a algún viejo y extinto Dr. Jeckyll –Paloma, Pi Pa Pu-, a alguna trasnochada oscura en el «bloque Cornelio» –Tazas de Té Chino, muy coreada por todos, El Rosario en el Muro, Cabeza de Platino, cual trance hipnótico, Soy el Visitante-.
Con el importantísimo aporte de Federico Gil Solá en batería -miembro de lujo para La Hermandad– y los fieles laderos Mariano Mieres -guitarra y coros-, Alito Spina -bajo-, Gerardo Farez -teclados- y Matías Ruíz -percusión-, sumado al aporte en saxo y flauta de «El Tío» para varios de los temas, esta versión de la banda suena muy pulida y potente, sumando jolgorio cuando tiene que sumarlo. A los compañeros de Palo se los nota concentrados al extremo en lo que hacen, pero también involucrados en un espíritu de banda que, justamente, podríamos identificar con el goce de vivir juntos como una familia la experiencia de tocar y compartir algo tan sensible como la música.
Y si los temas viejos hicieron vibrar al teatro, los más «nuevitos», como Galáctica, Canción Cántaro o El Conquistador fueron también festejados. Aunque ninguno tanto como el clásico «visitantero» Playas Oscuras, donde bajo los reflectores iluminados, el público -de todas las edades, niños incluidos- bailó sin parar y dejó hasta la última gota de sudor en «la pista». Claro, después habría un poquito más, el «hit» –«Mauricio Macri la puta que te parió»-, un pedacito de Antojo, a pedido del público, Tanta Trampa, Ella Vendrá… más de 30 años, imposible resumir todo en un par de horas.
Festejamos siempre cada recital de Palo, este poeta del rock nacional. Festejamos también El Vuelo del Dragón, que está siendo lanzado en «cómodas cuotas» y se irá develando en Internet durante nueve meses, separado en tres temporadas, como si se tratara de una serie en una plataforma de streaming. Si todavía no escucharon nada de Palo, es un buen momento para iniciarse…
Un poquito más de fotos, truco, retruco, quiero vale cuatro…
Dos horas no, apenas hora treinta y cinco.
Sí, me supo a poco.
igual, lo queremos a palo
ah, canción cántaro no es «nuevito», tiene 10 años ya esa canción
Claro, comparado con todo lo anterior es nuevito!