Por Nahuel Dominguez // @shinobinews
PH: Day Soria / Tumbrl
Niceto Club se iba llenando de a poco para la ansiada presentación en sociedad de Bach, un nombre muy fuerte que encarna lo que pretende ser el nuevo disco de Bándalos Chinos. Mientras tanto, la fila extensa en la calle y el cartel con el «sold out» en la boletería eran un presagio de lo que estaba por darse. La magia se empezaba a respirar cada vez más intensa, a medida que la gente ingresaba. Todo estaba en el aire, siguiendo su curso natural y el público, «vestido como para salir a bolichear», estaba listo para bailar hasta que los de seguridad los sacaran.
El groove disco se sentía, los Bándalos salían a todo trapo con Isla, hit de su anterior EP -titulado justamente En El Aire, como lo que se movía en el ambiente, un aire de fiesta, de baile, diversión y paz-. Flor de bienvenida por parte de la banda, para los viejos fans, para los nuevos, hasta quizás también para «ese amigo» que no conocía mucho de la banda, buscó en Google un poco y, seguro, ubicaba mínimamente esa canción, sólo por ser el «caballito de batalla» de la banda en YouTube. Mientras, desde el campo, el show lo daba la gente bailando y jugando a rebotar globos gigantes por el aire de acá para allá. Las luces también ocupaban un rol clave, reafirmaban una y otra vez que valía la pena vivir la experiencia de ver a los Bándalos Chinos en vivo. Todo junto, sumado al característico carisma de Goyo -capitán del barco y cantor-, generaban un trance bastante particular.
Los fans cantaban a la par del frontman y mostraban el aguante y amor por la banda. El público, sin duda alguna, estaba muy compenetrado y disfrutando el momento. A medida que avanzaba la lista, se volvía cada vez más y más un show extremadamente íntimo donde era casi imposible pasarla mal. El cantante agradecía a toda la gente por venir, se sinceraba diciendo que pensaba en todos los momentos de preparación de Bach y que era algo único poder estar compartiendo el disco con la gente, a pesar de los tiempos intensos que se están viviendo en el país.
Con el transcurso de la noche, la banda demostró canción tras canción que eran capaces de ser un oasis en el 2018. Y con «oasis» nos referimos específicamente a que su sonido viaja en el tiempo, manteniendo la luz encendida, y le da vida a un género «que pasó de moda» para una industria musical, pero que le devuelve vida con una inyección de presente.
Cerca del cierre, hubo lugar para un cover de Lo Que Sangra (La Cúpula), de Soda Stéreo, un digno homenaje al eterno Gustavo Cerati. No escasearon los abrazos de satisfacción al final de la función por parte de la banda, entre ellos y su equipo de trabajo. Desde arriba del escenario, el moño de la reunión fue una foto para el recuerdo con los fans presentes en la inolvidable noche de Palermo. Desde abajo, afirmar que el pomposo nombre del disco puede sonar, justamente, gigante, pero que las botas que intentan calzarse estos muchachos le quedan bastante bien. Veremos por dónde transitan el próximo año y hacía qué caminos piensan continuar viajando con su gente de la mano, además de los que se sumen en el viaje.
Como siempre, el álbum de fotos de la noche, en directo desde nuestra fanpage de Facebook:
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