Por Odin // La isla del Dr. Odin

La música de Killing Joke se podría perfectamente resumir en dos palabras: caos organizado.

Tanto en música como en letras, cada pieza es un explosivo despertar a los sentidos y la conciencia. Hasta su hit Eighties, que en el disco suena tan bailable y pegadizo, en vivo se transforma en una furiosa patada en la nuca. Pero nos estamos adelantando, volvamos al principio.

El show se dio en el marco de la celebración de sus cuarenta años de trayectoria -con el tour Laugh at you Peril– y, antes del plato principal, brilló en el escenario la banda local Juvenilia, que nos dejó al palo y con la mesa lista para Killing Joke.

Apenas pasadas las 21:15 se abrió el telón y de a poco los músicos fueron apareciendo para zambullirse en Love Like Blood, la canción ideal para abrir un recital en un lugar nuevo. Cinematográficamente se dice que una película tiene que tener un gancho en los primeros cinco minutos que genere en el espectador ganas de quedarse hasta el final y, sin lugar a dudas, esta canción fue el gancho que juntó al oyente ocasional que la escuchó en alguna FM con el seguidor acérrimo que acompañó a la banda a lo largo de todas sus etapas y «trajes» sónicos.

Autonomous State, Bloodsport, Labyrinth y Asteroid se fueron sucediendo, todos temas que parecen pequeños flashes informativos cargados de nihilismo apocalíptico. Si a esto le agregamos los dogmas que Jaz Coleman -voz- vociferaba entre las canciones, nos sentíamos dentro de un futuro post apocaliptico en el que tenemos que sublevarnos contra el Nuevo Orden Mundial y tomar el control del mundo.

El tándem Geordie – Youth – Ferguson es de los más sólidos que escuchamos. El agregado de Reza Uhdin en teclados hace que esta fusión sea aún más rígida. Quien haya visto el documental The Death & Resurection Show sabe que Coleman es una persona aparentemente errática y muchas veces difícil. Sin embargo, en el escenario se lo veía disfrutando el momento, sonriente, a veces haciendo bailes casi chamánicos conectado con el público. Aunque sin dejar el salvajismo primal de lado, este inglés que parece una cruza entre Profesor Snape y Alice Cooper nos permitió ver su costado casi jovial.

Exactamente 1 hora y 10 minutos después de haber comenzado el show, la banda se retiró por unos breves instantes, para minutos después volver a dejarnos las últimas cuatro granadas. Cuando finalmente irrumpieron con Pandemonium, The Roxy se convirtió en un encantador Infierno en el que todos y todas nos dejábamos llevar por los hipnóticos ritmos de la música.

Esta fue la primera vez del legendario grupo británico en nuestro país y ver en vivo a una banda que ya tiene 40 años ya es un evento increíble. Que hayan venido con su formación original hace que la experiencia sea mucho más trascendental.

THANK YOU, KILLING JOKE. Until next time.

Momento de la noche: The Wait, una canción que conocimos a través de Metallica hace ya varios años. Escucharla interpretada por la banda original fue algo único.