Por Leon Seb // @leon.seb
PH: Matías Farías
Como seguramente sabrán si viven en Argentina, este último fin de semana se largó la lluvia torrencial, pero eso no fue razón para que Shinobi News no saliera a disfrutar de un par de buenos shows, a pesar del clima y para disfrutar del fin de semana extra large. En nuestro caso, el sábado pasado tuvimos el honor de asistir a la fecha cierre del ciclo Parador Konex, que parece que extendió el verano hasta ese día, donde tuvo el acierto casual de finalizar justamente antes de la tormenta y el frío.
En esta fecha se presentaban Nene Almíbar, Áloe y Marilina Bertoldi; y como en toda fiesta, les contamos un poco de estas bandas para quienes no los conocen:
Nene Almíbar es una banda de zona norte del Gran Buenos Aires que se formó en 2012 y que tres años después lazo como debut El Accidente. Con el adelanto de su nuevo disco, lanzaron un single llamado Felices las Niñas y cada vez son más recurrentes en los escenarios más multitudinarios. Los invitamos a escuchar un poco de ellos, porque es una banda que vale la pena ir a ver o sentarse a escuchar solo en tu casa.
Áloe se podría decir que es una banda de pop experimental y progresivo. Con una fuerte escena audiovisual y la conjunción de elementos electrónicos y acústicos, se animan a pasar por melodías y métricas osadas sin dejar una sensación extraña. Más bien invitan a pasearte en un viaje con ellos. Estos cuatro chicos multi-instrumentistas se encontraban un poco lejos de la escena, pero con ganas de salir a tocar de nuevo, mientras graban su próximo disco, por lo que sus temas son experimentos que vale la pena vivenciar.
Por último, con un nuevo álbum anunciado hace pocos días y un adelanto del mismo en forma de documental vía YouTube, Marilina Bertoldi se presentó otra vez con una tormenta que se avecinaba, que a su estilo le cae como anillo al dedo. Junto a Brian Taylor en guitarra, Julián Montes en bajo y Damián Gómez en la batería, dieron un show explosivo por momentos y volador por otros.
Entre loops y distorsiones, tocó mayormente su disco Sexo con Modelos y algunas yapas como Feeling Good de Nina Simone completamente a capela -y obviamente loopeado-.
Hay dos cosas que atrapan al ver a Marilina en escena. Una de ellas es el sonido, cómo los graves envuelven y las guitarras y los platos suenan estridentes pero de forma armoniosa. El sonido del Hard Rock con detalles pulidos y movedizo y, por supuesto, riffs que no podés sacarte de la cabeza o que te producen un vaivén de cuello y pies que puede durar varios minutos.
El otro aspecto que te atrapa de Marilina es esa escénica desenfrenada y tan suelta que brota mientras ejecuta sus temas y cómo conecta con la gente, hablando con confianza como si fueran amigos -y tal vez pueda sentirlo así-. Un público que es fiel a lo que apuesta la cantante y una profesional que contesta elocuentemente.
La música te invita a vivir los temas, a dejarlos pasar por el cuerpo y expresarlos. Estar un rato viviendo el momento. Personalmente, los invitamos a vivir eso, a escuchar y no encasillar en género. A ir a estas propuestas y vivir lo que nos ofrecen los artistas y nosotros ofrecer algo a cambio. Vivir con ellos los temporales sonoros.
Agradecemos especialmente a Matías Farías por las fotos que acompañan esta reseña.
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