Por: Shezo! // @ShezoNeozero – fb.com/ShezoFreestyle
Ph: Carla Guasconi

La antesala de lo que se veía en la calle, incontables almas uniformadas de negro, ya presagiaba lo que viviríamos esa noche en Uniclub: una gigantesca máquina picadora de carne, cortesía de Obituary, legendaria banda Death Metal estadounidense.

Bastó que la banda empezara a disparar los primeros acordes de Redneck Stomp para que se desatara la locura. Hace mucho que no veíamos un espectáculo tal, frente a nosotros cientos de cuerpos fundidos en una marea embravecida que no paraba de rugir en cada canción. Definitivamente, los jinetes del apocalipsis estaban cabalgando sobre nuestras cabezas y la potencia de la banda acompañada de un público a la altura de las circunstancias, como estas tierras nos tienen acostumbrados, no hizo más que hacer estallar los tímpanos de todos los presentes.

Estos veteranos metaleros no hicieron más que dar una cátedra del género al compás de temas como Sentence Day, la demoledora Visions in my Head o A Lesson in Vengeance. Headbanger garantizado.

En medio de un enloquecido pogo, mosh y slam, los presentes no pararon un segundo mientras la banda atacó durante una hora con un tema detrás de otro, casi sin respiro. Una mención aparte merece Donald Tardy, que además de ser un pulpo en la batería no dejaba de agitar a la gente.

Definitivamente, Obituary es un espectáculo digno de ser visto, ningún amante del metal puede quedar insatisfecho con semejante demostración de poder sobre el escenario. Si bien es cierto que el show se sintió algo corto, dudo que hayan dejado a alguno de los presentes insatisfechos y sin haber levantado el puño en alto. Obituary es una máquina de destrucción y dejó eso más que demostrado en Uniclub.

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