Por Mariano Aratta // @gutenseth
PH: AgentDark // @Echonny
El pasado martes 4 de julio, el Teatro Vorterix se volvió nuevamente oriental con la presentación de Do as Infinity por primera vez en Buenos Aires. Como suele suceder con cada arribo de bandas japonesas a nuestro país: es a todo o nada.
Trataremos de desarrollar esta idea más en profundidad, ya que es importante analizar qué tan bien le hace a una escena muchas veces menospreciada -como lo es el JRock / JPop– que se presenten en Argentina artistas tan importantes en su país de origen, con tanta calidad y buenas intenciones, pero con escasa promoción por parte de los productores locales, poca asistencia de público y, por consiguiente, una baja o nula repercusión posterior.
Algunas bandas japonesas pasaron por Buenos Aires con más éxito que penas -el caso emblemático es X Japan, pero también podemos destacar a Miyavi, One Ok Rock o Asian Kung-Fu Generation, quienes tuvieron una excelente respuesta de público y crítica-. No obstante, otros artistas importantes como Kamijo, Dir en Grey, Satsuki o, en este caso, Do as Infinity, tuvieron poca promoción, una organización casi amateur, un mal sonido y, por consiguiente, poca asistencia de público por fuera de lo que es el nicho de este tipo de bandas.
Así las cosas, el Teatro Vorterix estuvo poblando en un 40% durante la fría noche del martes pero, lamentamos informarle al que se enteró tarde, el show no fue para nada frío ni desprovisto de emociones. Al contrario, tanto Tomiko Van como Ryo Owatari, los líderes de la banda en voz y guitarra, fueron pasando de un estado de timidez inicial a un despliegue en escena lleno de fervor, contagiados posiblemente por el excelente público que tuvieron enfrente, mezcla de jóvenes seguidores del animé con gente más grande, que posiblemente hacia fines de los ’90 y primeros 2000 eran chicos que estaban conociendo todo este mundo intrigante y majestuosamente sonoro del JRock.
Tras algunos problemas de sonido iniciales, sobre todo en la voz, la banda desplegó una catarata de canciones en plan optimista y algunas baladas de amor que hicieron lagrimear a algunos de los presentes. Es que es muy posible que algunos de los que saltaban y cantaban a los gritos Tooku Made -tema de 2002 del animé Vampire Hunter D: Bloodlust– o la balada Shinjitsu no Uta, anunciada por Tomiko como «un tema que tal vez recuerden de Inu Yasha«, hayan sido otrora muchachos que en épocas del Parque Rivadavia caminaban, videocassettera bajo el brazo, a casa de amigos para copiar VHS pirateados 100 veces, buscar algún CD o revista con información de bandas japonesas que «alguien le comentó que vio en algún lugar lejano de la geografía bonaerense». Estamos hablando, obviamente, de una era donde Internet no era un sitio tan amigable como lo es hoy en día y la velocidad de descarga era tan lenta como un viaje a Japón. Épocas donde en la patria de Do as Infinity se cocinaba música original y novedosa, y no reciclados de occidente como lo es en la actualidad.
Kimi ga Inai Mirai -también de Inu Yasha– hizo mover a la gente con el tempo acelerado característico de tantos temas de animé, en lo que se asemejó a una set list de evento de fin de semana de algún colegio porteño o del Gran Buenos Aires. Sin dudas, y a excepción de Jam Project, dio la sensación de que Do as Infinity fue la banda con mayor «repertorio animé» que haya pisado nuestro país, colaborando con esta sensación de retrotraernos en el tiempo una década y media atrás.
Con Fukai Mori -el tema más conocido- el público terminó de estallar. Pero cabe destacar en ese recorrido canciones como Mysterious Magic, opening de Fairy Tail, Boukensha Tachi -con un excelente bajo del carismático y simpático Michitaro Shimamoto-, Rakuen -de la cuarta película de Inu Yasha-, o Alive -el nuevo lanzamiento que están promocionando este año, a través del single, Spotify y todas las redes sociales habidas y por haber-. El cierre del show fue con el pegadizo Special, para dar lugar al encore con Honjitsu wa Seiten Nari y Summer Days, del disco New World de 2001.
No tenemos dudas que Japón todavía tiene muy buena música para mostrar en este lado del mundo. Los fans esperan a sus artistas con los brazos abiertos. La mayoría de las bandas como Do as Infinity vienen a Argentina y superan las expectativas de todos, con la consabida profesionalidad nipona. Sólo resta que algunos promotores locales se den cuenta de cómo trabajar los contratos, organizar las fechas y promocionar de manera coherente a semejantes músicos internacionales.
Como corolario, compartimos el álbum de fotos del show desde nuestra fanpage en Facebook.
Sin comentarios aún!
Podes ser el primero en escribir un comentario