Por Scott
@escote
De tantos juegos y productos que se presentaron en la E3 2016 quería detenerme sobre un producto bastante interesante, el cual creo que abre otra vez el mercado -como sucede siempre- de una consola actualizada, superando a su antecesora y mejorándose. Estamos hablando de la nueva consola de Microsoft XBOX One S.
Cuando se presentan estas oportunidades lo primero que uno como usuario de la consola de antaño piensa es «¿otra vez me toca cambiar mi máquina?». Y la realidad es que esta versión no sólo nos obliga a hacerlo por la capacidad del disco rígido. Es que la apuesta es fuerte y la consola, realmente, cuenta con grandes cambios.
Podemos empezar, por ejemplo, por su estética:
Como se puede apreciar, la consola pasa en su formato clásico del negro a un radical blanco. Y si bien es de similar formato, la realidad es que es un 40% más pequeña de lo que era la versión común. Cuenta, además, con otros cambios estéticos en sus controles, que también se alinean al color y suman como primer cambio físico una mejora en el agarre con una superficie más adherente.
Ahora vayamos a lo que realmente es el gran cambio porque, como les comentamos líneas atrás, esta vez sí hubo un gran salto. Ya mencionamos el tamaño, ahora es momento de comentar que crece el espacio con su disco interno -habrá tres versiones 500GB, 1TB y 2TB- y a su vez contará con la fuente integrada a la máquina, lo que sigue haciendo aún más pequeño el espacio que ocupará.
Además, con ella será posible ver contenido en 4K. No confundamos esto con la posibilidad de jugar en 4K, es importante hacer hincapié en esta diferencia porque muchos creían que íbamos a poder jugar a todo trapo y la realidad es que sólo podremos ver películas y series de Netflix o BluRays por ejemplo, en este formato.
Los controles tiene un mayor rango de conexión, lo cual nos permitiría ahora si jugar desde el baño (?) pero lo que sí es realmente novedoso -y además atractivo- es que estos nuevos joystick cuentan con bluetooth, permitiendo poder utilizarlos también con una PC. Teniendo en cuenta que se vienen varios títulos que van a ser exclusivos para XBOX One y Windows 10, es una novedad interesante para la salud de nuestros bolsillos.
Sabiendo que llegará a la venta en tres formatos diferentes por su capacidad, la misma costará entre U$S 299 y U$S 399 dólares. Se confirmó finalmente que traerá un joystick -los rumores hablaban de que no iban a ser incluidos- y la fecha a marcar en el calendario no es precisa, pero la espera no será mucha porque se habla de mediados de agosto de este año. Por así decirlo, se palpa que está casi a la vuelta de la esquina.
Siento que para aquellos que tenemos hoy la vieja versión será interesante poder vender nuestra querida amiga a un precio que nos permita reemplazarla con este nuevo anuncio. Para aquellos que no tienen una maquina de tercera generación, es una opción válida para renovarse al próximo paso si todavía no tuvieron la chance de estar en esta era del gaming de consolas.
Microsoft también aprovechó el evento para hablar del proyecto Scorpio y de su compatibilidad completa a VR -que es lo que se viene-, pero por experiencia veo muy lejos que todo esto esté reflejado al 100% desde el momento de su lanzamiento. Es por eso que esta presentación de la consola es más un rápido repaso, aunque también vemos que esto es una opción más que viable a la espera de lo que será 2017, donde realmente se conocerán los avances de las consolas en su nuevo estadío.
Así como fue en su momento las PS One para la vieja y querida PSX, creo que este es un claro ejemplo de que la consola necesitaba unas modificaciones para extender su vida útil cuando emerjan las tecnologías prometidas y poder seguir disfrutando así del contenido que tienen para ofrecer.
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