Por Seth
Joaquín Salvador Lavado Tejón, conocido en todo el mundo como Quino, el «padre» de Mafalda, cumple hoy 80 años de vida. El gran caricaturista argentino nació el 17 de julio de 1932 y comenzó a publicar la tira de Mafalda en 1964 en el semanario Primera Plana.
Quino había estudiado Bellas Artes pero pronto se decantó por la caricatura. Jamás había imaginado que esta pequeña irónica, preguntona y preocupada por la paz mundial se convertiría en un icono de la caricatura y que sus aventuras serían traducidas a 30 idiomas. No obstante, como con (casi) todo en la vida, el cansancio llega… y dejó de hacer la tira en 1973, aunque recuperó el personaje para ilustrar campañas en favor de los derechos de la infancia. A diferencia de otros colegas, que hicieron perdurar sus tiras apoyándose en guionistas, Quino despidió oficialmente a su más célebre personaje en 1973. «Si seguía con Mafalda, la historieta iba a terminar por liquidar al dibujante», explicó.
Luego, en una muestra de raciocinio perfecto, en el año 2009 anunció que dejaba de dibujar por un tiempo para evitar repetirse.
Durante su larga trayectoria, Quino ha publicado varios libros y ha recibido numerosas distinciones, como el «Romics de Oro«, máximo galardón que otorga el Festival de Cómic y Animación de Roma, en su edición de 2011, y el II Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos. Es Ciudadano Ilustre de Buenos Aires y ha sido candidato al Premio Príncipe de Asturias de la Comunicación y Humanidades.
Mientras se prepara para cumplir medio siglo en 2014, Mafalda ya cuenta en Buenos Aires con su propia plaza, en el barrio de Colegiales, y una estatua, en San Telmo. Desde allí parece observar a su alrededor y reflexionar nuevamente: «¿No será acaso que esta vida moderna está teniendo más de moderna que de vida?». El escritor italiano Umberto Eco, admirador de la chiquita rebelde, la definió como una «heroína iracunda que rechaza al mundo tal cual es… reivindicando su derecho a seguir siendo una niña que no quiere hacerse cargo de un universo adulterado por los padres». Por algo el autor argentino Julio Cortázar, al ser interrogado sobre lo que pensaba del personaje que lanzó a Quino a la fama mundial, bromeó: «Eso no tiene la menor importancia. Lo importante es lo que Mafalda piensa de mí».
Mientras tanto, el culto a la niña preocupada por la humanidad y la paz mundial dio la vuelta al planeta y sus libros se reeditan una y otra vez.
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